miércoles, 28 de diciembre de 2011

EL MOVIMIENTO GLOBAL 'OCUPA' SE HACE UN HUECO EN LOS MUSEOS

El movimiento Ocupa Wall Street ha alcanzado un estatus histórico: grandes museos, asociaciones históricas y coleccionistas privados de todo el mundo muestran un vivo interés por este fenómeno global. Los indignados suelen organizar sus acciones con un evidente enfoque creativo: sus pancartas son elocuentes, y sus máscaras y otros atributos podrían ser nombrados en el futuro como obras de arte popular. La manera de actuar también sorprende a veces: por ejemplo, hace unos días los indignados de Londres ocuparon un edificio abandonado de un tribunal (adonde llegaron en un tanque) para organizar un juicio contra los banqueros y políticos que "habían explotado la economía mundial". "'Ocupa' permite participar a todos los ciudadanos y eso es un cambio radical en una cultura acostumbrada a que todo esté siempre definido por normas y jerarquías. Hasta ahora casi todo es arte folk, incluidas las pancartas. Y muchas deberían acabar en un museo porque son parte de un momento clave en la historia de EE. UU. Pero creo que va a pasar tiempo hasta que veamos arte contemporáneo de calidad, o libros relacionados con 'Ocupa'. Y nadie debería esperar otra cosa: el 11-S tardó años en verse reflejado en novelas, películas o arte", dice Hrag Vartanian, director de Hyperallergic.com. La Institución Smithsonian -un complejo de museos nacionales en Washington-, los principales museos de Nueva York y también de Europa ya coleccionan pancartas y otros materiales del movimiento para exhibirlos en el futuro. Pero los mismos activistas también reúnen su propio archivo histórico de carteles, folletos, banderines y documentos. Una de las razones es que los 'indignados' quieren proteger su historia de todo tipo de correcciones en los sitios oficiales. Mientras se elige un lugar para una gran exposición, los objetos se conservan en receptáculos provisionales. La primera manifestación de Ocupa Wall Street tuvo lugar el 17 de septiempre, cuando los indignados instalaron un campamento en el centro financiero de Nueva York hartos de soportar la recesión económica, el desempleo y la desigualdad social. En los tres meses que lleva en activo ese movimiento, varias ciudades de EE. UU. y del mundo se han convertido en escenario de los movimientos populares.

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