viernes, 10 de agosto de 2012

¿Soberanía, para qué? si eso ya no se usa

Alberto Maldonado
Definitivamente, soy anticuado. Alguna vez, alguien, que yo creía de izquierda, me dijo que yo era “un nostálgico” No digo que no; pero, en ciertas cosas (en muchas cosas) el pasado siempre es mejor. O por lo menos eso es lo que parece. Ahora que soy viejo, pienso, por ejemplo, que en la cercana “antigüedad” se nos enseñaba a entrar saludando o a que las personas mayores tenían ciertos atributos en buses y colectivos. Ahora no. Casi-casi los jóvenes esperan que el viejo (ja) les ceda el asiento, porque están cansados.

A los de nuestra época, se nos enseñó, por ejemplo, que las naciones del mundo tenían a su haber eso que se llama soberanía, libertad; no para hacer lo que se nos ocurra, sino como respeto a los demás. Yo estimaba que, como país, reconocido por otro país (los dos libres y soberanos, reconocidos además por las Naciones Unidas) podríamos establecer nuestras normas de conducta. Y, como en todo, no podíamos hacer lo que nos dé la regalada gana. Teníamos que sujetarnos (queramos o no) a ciertos límites; límites que están dados por algo que se llama soberanía. Ahora, pregunto ¿para qué soberanía?

Yo pensaba que Ecuador (país que tiene su asiento en las NN.UU.) puede establecer relaciones diplomáticas económicas, deportivas, con otro país (Irán) que tiene su asiento en el gran foro de las NN.UU. y que los dos países pueden establecer contactos cuando y como les dé la gana. Sin que nadie puede objetar esas relaciones. Pero no ha sido así. Hoy en día, según buena parte de la llamada gran prensa sipiana (impresa, radial, televisiva y de internet) y según los pelucones de distintas especies, tenemos que “pedirle permiso” al gran imperio, sino queremos tener problemas.

La señora de Clinton (Hillary) desde hace rato, por decir algo, se ha arrogado la facultad de decirle a los países del mundo, si un gobernante está bien o está mal; debe quedarse o debe dar paso a lo que se llama la “democracia occidental y cristiana” Se permite decirle a los egipcios que el señor Mubarak (su sirviente) debe entregarse. Solo que a domicilio (por viejo) ya que le van a dar cadena perpetua. O, el señor Obama, a pesar de su negritud, ordenando que un equipo especial del ejército USA elimine, sin fórmula de juicio ni nada, al señor Bin Laden, en la antigua Pakistán. Y que todo siga igual.

¿Antes era otra cosa? No, definitivamente no. Antes siempre era peor solo que se mantenían las apariencias. Y las apariencias engañan. No sabíamos que debíamos tener una cierta dosis de “prudencia” para no herir susceptibilidades. No sabía que si los Estados Unidos de Norteamérica “se enoja” (por lo que sea) con algún país (Irán, en este caso) el Ecuador no puede hacer negocios con este país, que le caen encima el GAFI, los pelucones de distinta especie y los otros países, que están en esa órbita. ¡Allá ellos!

En estos tiempos, la señora Clinton (que ya se ha adueñado de ese apellido) dice, por ejemplo, que el señor Assad debe irse del cargo de Presidente de Siria; y debe irse lo más pronto posible. Pregunto, ya que soy de oficio preguntón: ¿por qué no le dice lo mismo a los jeques árabes de Arabia Saudita y del Bahreim, que ya llevan décadas en el poder? Es que son amigos de EE.UU y de los imperitos. Ya le oí al señor de Gran Bretaña, que, por última vez, daban una prórroga “improrrogable” de 30 días más al señor Assad, a fin de que o se compone (les dé las debidas disculpas a EE.UU y a los demás del llamado “primer mundo”) lo que al parecer es incomponible; o se vaya a casa o a dónde sea. Si no me equivoco, fue el señor Richard Nixon (ex Presidente de USA, ya fallecido) quien dijo algo que viene como anillo al dedo (yanqui, desde luego) “Es cierto que esos dictadores son unos hijos de puta; pero, son nuestros hijos de puta” Se refería a los dictadores de los años 60 del siglo 20, tipo Somoza, Strossner, Trujillo, etc.

En cuanto a Siria, por estos días, la gran prensa sipiana mundial (de la SIP-CIA) ya le “otorga” la calidad de contendiente y acepta que se trata de una lucha sin cuartel entre unos invasores armados hasta los dientes (por Turquía, que no se caracteriza precisamente por ser un país democrático) y una “resistencia” que ha aparecido de la noche a la mañana, en Siria mientras los verdaderos enemigos del señor Assad, están cómodamente instalados en Londres, la sede de los olímpicos mundiales. Hasta hace pocos meses, el señor Assad era el malo que mataba a los niños y niñas, sin que hasta la fecha hayan ensayado alguna explicación. Hoy, según la gran prensa mundial (que para algo sirve) se trata de una guerra entre dos facciones sirias.

Por ahí leí, hace poco, que lo que están ensayando en el Medio Oriente (que está lleno de petróleo) es el nuevo colonialismo; que ya se viene a América Latina. Los primeros “patos” serán Cuba; y tras ella, la Venezuela de Chávez. No muy atrás, constan los nombres de Correa, de Morales, de Ortega. Y, ¿por qué no? de la mismísima Cristina Fernández, si sigue nacionalizando las siglas emblemáticas del imperio y de los imperitos. Por algo el Presidente USA James Monroe dijo Hace siglos: “América para los americanos”; dicho en otras palabras, “América (Latina) no puede ser sino para los norteamericanos” Así ha sido, a través de los tiempos. Solo que, “por poner el mal ejemplo” individuos como estos Castro en Cuba (Fidel y Raúl) y sale este Chávez, que dice que el petróleo que tiene Venezuela debe ser, en primer lugar, para los venezolanos, etc.

¿Qué cómo funciona eso? Se preguntarán los lectores inexpertos en estos menesteres. Pues bastante sencillo: se contrata “a precios razonables” una escuadra de sicarios (matones sin trabajo) y ellos, como tarea, tienen la de establecer alguna “cabeza de playa” a fin de que el mismísimo imperio y sus aviones sin tripulación; y los imperitos, que tanto problema de desocupación tienen, vayan y obliguen al Consejo de Seguridad de las NN.UU. la necesidad “humanitaria” de intervenir en ese país. No importa si para ello hay que “liquidar” a medio país, como pasó en Libia. Hay que eliminar a los “herejes” no importa si quedan con vida los que no son. Es decir, los pelucones. Es lo que le pasó a Libia; pretendieron hacer lo mismo con Siria; para de ahí pasar a Irán

¡Que estoy diciendo una barbaridad! Recuerdan los “historiadores” que la última vez que pasó aquello fue en la época de la Santa Inquisición de la Iglesia Católica y Apostólica; y que por ello, algún Papa (de los recientes) ya pidió perdón. Lástima grande que todos sus poderes no hayan sido capaces de devolverles la vida a los que fueron a parar en la hoguera bárbara o en la horca. Ya se quedaron bien muertos; de lo contrario habría que preguntarle a la mismísima santa Juana de Arco. ¿O no vale nada que la Corte Suprema de los EE.UU. haya pedido perdón por el “trágico fallecimiento” de los anarquistas italianos, Sacco y Vanzzeti, aun cuando los viejitos de la Corte se hayan demorado 60 años. Lo mismo les va a pasar a los 5 héroes cubanos, que fueron sentenciados a penas en todo el gran país del norte, sin derecho a visitas conyugales. No sé cómo le van a hacer, pero hay uno que está sentenciado a doble cadena perpetua y a 15 años más, por si acaso.

Es decir, se sigue aplicando lo del perro rabioso: muerto el perro, muerta la rabia. Nada que ver con la pobreza, la miseria, el abandono, la desocupación, la insalubridad, etc. A pesar de que se dice que la humanidad ha progresado y que la medicina idem; se sigue matando primero al perro porque según los pelucones se mata de esta manera la rabia. Así que la medicina viene más rabiosa que antes, contra los “sudacas”, según los españoles que ahora se mueren de hambre. ¿Cómo va a ser justo que los “señores” se estén muriendo de hambre y desocupación; y los sudacas vuelvan a sus países, más frescos que nunca, a hacerse ricos.

Esto me recuerda que don Abdalá, cuando era Presidente de Ecuador, fue a Panamá con 80.000 dólares en sueltos, a repartir a los y las pobres panameñas. Esto, ahora que ha vuelto a pronunciarse su nombre como posible candidato de la “izquierda ecuatoriana” para los comicios de febrero del 2013. Sobre el tema, vuelvo a preguntar: ¿es que la izquierda ha caído tanto? Alguna vez escuché (no sin buenas razones) que en Ecuador es difícil saber a ciencia cierta quién es de izquierda y quién es de derecha. Sobre el tema propongo que acojamos la tesis nada menos de Fidel Castro, que en su libro sobre la Paz en Colombia, dice y repite que para hacer una revolución solo basta con ser honrado; pero una honradez que sae de su propi personalidad. A este paso, los de derecha son de izquierda, si son honrados a carta cabal. Lo cual es muy difícil, si son de derecha.

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